jueves, 20 de octubre de 2016

COMO SALIR DE LA CRISIS

Hola como estas que gusto que decidas tomar acción y dejes atrás tus preocupaciones; Antes de continuar lee estas frases celebres quizás te ayuden a cambiar tu perspectiva actual causada por la crisis que vives en este momento. 

Una ves termines, por favor ve a las imágenes a la derecha y explora cada una y escoje la que mas se adapte a tu perfil y puedas ayudar a mejorar la situación por la que atraviesas, créeme hay algunas que podrás hacer sin necesidad de invertir dinero, solo revisa cada una y te aseguro que te ayudaran.

10 frases inspiradoras para enfrentarse a la crisis


1. “Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”, Mark Twain


2. "Los chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra crisis. Una pincelada significa "peligro", la otra "oportunidad". En una crisis toma conciencia del peligro, pero reconoce la oportunidad", John F. Kennedy.


3. Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente, nombra una comisión”, Napoleón


4. “El hombre se descubre cuando se mide contra un obstáculo”, Antoine de Saint Exupery


6. “Es un error capital teorizar antes de poseer datos. Uno comienza a alterar los hechos para encajarlos en las teorías, en lugar de encajar las teorías en los hechos”, Sherlock Holmes.


7. "Sólo una crisis, real o percibida, da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente", Milton Friedman


8. "En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte", Honore de Balzac.


9. “Tengo seis honestos sirvientes (ellos me enseñaron todo lo que se): Sus nombres son Qué, Por qué, Cuándo, Cómo, Dónde y Quién”, Rudyard Kipling


10. “Nada viaja más rápido que la luz, excepto las malas noticias”, Douglas Adams


COMO SUPERAR LA CRISIS ECONOMICA

LA CRISIS ECONÓMICA


Cada día, desde hace un año, encontramos más hombres y mujeres de nuestros barrios que se están quedando en paro. Nuestras hipotecas suben al ser revisadas. En nuestras calles los carteles de «se vende piso» o «casa» permanecen indefinidamente puestos en balcones y ventanas. Los precios del combustible se han disparado. El gas, el telé- fono, la luz, los alimentos… no dejan de subir. Pero, al mismo tiempo, oímos que no se deben incrementar los salarios, que como un río en cascada muchas empresas están reduciendo plantilla, que nuestra economía no va a crecer en los próximos años, que los Presupuestos Generales del Estado han de ser más restrictivos…



1. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

Nos cuentan que estamos en crisis económica. Pero no nos cuentan con claridad las verdaderas causas que la provocan. Aunque sí que sufrimos las consecuencias. Parece que la crisis se extiende como una mancha de crudo y llena de «chapapote» el presente y futuro de las familias trabajadoras.

Según algunos analistas, esta crisis ha afectado a todos los sectores de nuestra economía y ha invertido la tendencia boyante de esta última década. Aunque ¿boyante para quién? Porque durante estos años de crecimiento económico, según estudios de Cáritas y otros informes,
el 20% de la población española se ha encontrado en situación de pobreza. A lo que habría que sumar el crecimiento de la precariedad laboral y la flexibilidad, especialmente entre los jóvenes, las
mujeres y los inmigrantes; la pérdida de poder adquisitivo en los salarios; la merma de derechos laborales; la creación de empleos baratos HOAC 3 y poco cualificados; el endeudamiento hasta la jubilación para comprar viviendas carísimas, etc. Eso sólo en España. Porque si miramos fuera de nuestras fronteras, hacia los países del Sur, la pregunta resuena con mayor dramatismo: ¿boyante para quién?

Eso sí, durante estos años muchas grandes y medianas empresas, multinacionales, importantes rentistas que invierten en bolsa y bancos españoles y extranjeros han ganado muchísimo dinero. Un ejemplo lo tenemos en las empresas inmobiliarias y en las constructoras. Vivíamos el tiempo de la gallina de los «ladrillos» de oro. Un periodo de ganar mucho en poco tiempo.

En esa época de bonanza económica parecía que la pobreza y la exclusión, la precariedad y la flexibilidad de grandes sectores del mundo obrero y del trabajo, de nuestros barrios, no existían. Vivíamos como si el lamento de los más débiles fuera ahogado por el estruendo de los grandes centros comerciales. ¡Qué contento estaba el Gobierno! ¡Qué contentos los empresarios y los banqueros! ¡Qué contentos los sectores más acomodados de nuestra sociedad y del mundo del
trabajo! Todos dentro de una carrera de consumo «necesaria» para seguir produciendo y creciendo en esta «economía boyante». Era como si nuestros niveles de bienestar adormecieran nuestros niveles
de conciencia.